miércoles, 29 de febrero de 2012





¡MAESTROS!


 
             Tiene 11 años, va a 6º de Primaria y lleva dos semanas seguidas cargadas de controles, aparte de los deberes diarios. Todos los trabajadores tienen derecho a descansar los fines de semana después del trabajo, pues bien los niños parece ser que no.

              Los últimos estudios nos indican que el desarrollo de la “Inteligencia Emocional” de los niños es fundamental no solamente para saber canalizar sus emociones sino para aumentar su éxito en los estudios. Pues bien el sistema educativo que tenemos y con él nuestros queridos maestros, están sordos, ciegos o las dos cosas a la vez. Ellos siguen anclados en la Revolución Industrial, da igual las nuevas tecnologías, las redes sociales…Para ellos es igual.

            ¡Maestros! Desde esta tribuna os pido que vayáis cambiando desde dentro la forma de enseñar, los niños no son máquinas y su futuro no se basa sólo en el conocimiento sino en saber relacionarse con los demás. El éxito futuro no está en la competencia sino en la colaboración. Gracias.


Saludos


1 comentario:

  1. El desarrollo de la inteligencia emocional es fundamental. ¿Y el desarrollo de la inteligencia a secas no lo es? parece que no. Lo importante no es tanto que el niño realmente no haya aprendido matemáticas, sino que no se vaya a sentir inferior por haber reprobado dicha materia.

    De todos modos, ¿para que necesita un niño mates y ciencias? Hoy en dia el problema de la producción ha quedado resuelto, al niño se le debe ensañar a sonreir, dar abrazos y ser empatico. ¿Centrales eléctricas? ¿industria? eso es cosa de la revolución industrial, cosa del pasado. Lo de hoy son las nuevas tecnologias. ¿Quien creó esas nuevas tecnologias? alguien, ¿como las creó? de alguna manera, ¿como van a comer esos niños mañana? el gobierno se encargará de ello, ¿quien conformará dichos gobiernos? aquellos niños empaticos y preocupados por sus semejantes, que no serán capaces de producir un simple clavo, pero que daran prosperidad a todos a partir de sus buenas intenciones.

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